Algunas veces he escrito que “…los temores distorsionan la realidad…”, y hoy más que nunca estoy absolutamente convencido de e esa realidad, pero también que es posible combatirlos y derrotarlos. Cuando miro hacia atrás en mi vida, acepto que aquellos que alguna vez me afectaron, nunca llegaron a actualizarse o por lo menos en la entidad de gravedad o consecuencias negativas, como inicialmente los imaginé. Asimismo, por verdadero y didáctico, debo admitir y divulgar que cuando en alguna medida se materializaron, sus consecuencias no fueron tan negativas o graves para mi formación físico-espiritual; sino que por el contrario, o representaron una enseñanza en pro de una mejor vida o agradecí a Dios porque hubiesen sucedido.
No pareciera discutible, que el temor -cuando fuere razonado y controlable- represente un mecanismo de defensa o de previsión natural; pero también estimo que en su más alto porcentaje, este indeseable sentimiento es…
Ver la entrada original 352 palabras más
Deja una respuesta